En el Jardín de las Hespérides crecía una fruta capaz de otorgar la inmortalidad a quien lograse comerla. El jardín se encontraba en un lugar incierto frente a las costas de África Occidental, protegido por un dragón de cien cabezas. Por medio de técnicas de biosonificación aplicadas a las plataneras, principal monocultivo de las Islas Canarias en el presente, descubrimos una fábula sobre la vida eterna en uno de los lugares donde se ubicó este espacio mítico.
In the Garden of Hesperides, a fruit, capable of granting immortality to whoever ate it, once grew. This garden, located somewhere off the coast of West Africa, was guarded by a dragon with one hundred heads. Through the use of bio-sonification of banana trees, a monoculture crop in the Canary Islands, we discover a tale of eternal life where this mythical garden used to exist.